!Gracias!

Lucas 17, 11-19 En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: “Jesús, maestro, ten compasión de nosotros”. Al verlos, Jesús les dijo: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”. Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra. Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ese era un samaritano. Entonces dijo Jesús: “¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?” Después le dijo al samaritano: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”.
XXVIII Domingo “c” La lección del evangelio de hoy realmente está muy sencilla. La importancia de decir, “¡gracias! Un extranjero, solamente uno de los 10 regresa para decir gracias a Jesús. Yo creo que así es la vida la mayoría de las veces, solamente 10% de las veces recordamos de decir gracias. Solamente 10% de nosotros somos agradecidos. Solamente 10% vivimos nuestras vidas en continua acción de gracias. ¿Como es que podemos ir de los 90% a los 10%? ¿Como es que podemos recordar de decir gracias? O más bien, ¿de vivir como personas agradecidas? Acabamos de celebrar un retiro de Matrimonios con las parejas aquí en Norwalk, y termine mi platica diciendo que son cuarto cosas que tiene que decir para tener éxito en el matrimonio. ¡Por favor! !Lo siento!! ¡Te quiero! Y finalmente, “!gracias! Realmente son 4 frases que tenemos que recordar para tener éxito en la vida. Hoy el tema es gracias, la importancia de decir gracias, de ser personas agradecidos. Desafortunadamente es fácil de olvidar de decir gracias. ¿Por qué? Porque tenemos las cosas por vencida. Siempre pensamos que el sol va a salir, pensamos que siempre vamos a tener agua, que nuestras piernas nos van a mover, nuestros ojos van a ver, nuestras mamas van a lavar la ropa o preparar la comida, nuestros papas van a comprar la dispensa y pagar la rentar, pensamos que los niños nos van a respetar. Cuando nos falta algo nos enojamos y olvidamos que debemos ser agradecidos. Una vez fui a visitar un enfermo en el hospital. Era un joven que tenía un accidente esquiando. Estaba paralizado en los dos pies, hablando con él, la primera cosa que me dijo era, “Gracias a Dios, puedo mover mis brazos.” Cuando caminé al carro después de visitar a él, pensé, “gracias a Dios puedo caminar.” Y por un momento no queje del dolor en mis piernas. Una de las cosas más importantes en la vida es de ser agradecidos. Nuestras piernas, nuestros manos, nuestros ojos, nuestra piel realmente no son de nosotros, son prestados, y tenemos que ser agradecidos por el regalo. Realmente no podemos vivir con nuestra familia hasta que estamos agradecidos por su presencia en nuestras vidas. ¡Desafortunadamente! No estamos agradecidos hasta que perdemos alguien. Que pena es la persona que solamente recuerda el don de su mama o papa, esposo o hijos después de su muerte. Tenemos que aprender de ser agradecidos hoy, no mañana. Cuando somos conscientes del don de la vida, del amor del otro empezamos a vivir. Es cuando empezamos a ser como el décimo leproso, y conocemos la salvación. Los diez fueron sanados. No dice que los otro nueve perdieron la sanación. Entonces el regalo del decimo era su oportunidad de profundizar su relación con Jesús, el que había dado el regalo. Gratitud no solamente es una bendición para la persona que había recibido el regalo, pero también es un regalo para la persona que está dando el regalo, está diciendo, “Realmente sabes que te amo.” Es una maravilla cuando los demás reconocen el amor que tiene para ellos. Gracias es uno de los regalos más grandes que podemos dar y recibir. En la primera lectura el profeta Naamán proclamo “Ahora sé que no hay más Dios que el de Israel.” Seguro que Dios estaba bien contento. Quizás el primer pecado no era comer la fruta prohibida sino no estar agradecido. En el evangelio, Jesús sano los diez, pero solamente uno regreso alabando a Dios y postrándose a sus pies Jesús vio su corazón agradecido que sabia que estaba amado y pudiera recibir el regalo no solamente de la sanación sino también la salvación y el amor. Entonces realmente está muy fácil. Cada día debemos recordar una bendición que hemos recibido, y debemos decir gracias. Así no solamente reconocemos el regalo también tenemos la oportunidad de profundizar el amor y ser más amado. ¡Gracias! ¡Gracias por escuchar mi mensaje! Gracias a Dios por la oportunidad de estar aquí reunidos. ¡Amen!

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