Invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos al banquete!

XXXII Domingo C Lucas 14,1,7-14 Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola: “Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”. Luego dijo al que lo había invitado: “Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos”.
En este mes de Agosto ha sido un mes de celebraciones para nosotros los Redentoristas aqui en Mexico. El 25 de Julio cuartro Redentoristas fueron ordenados sacerdotes en nuestro templo en SLP entonces el mes de Agosto estaba lleno de celebraciones de canta misas alli en SLP, Vera Cruz, Michocan y ultimamente en Sola de Vega, Oaxaca. Mucha fiesta, comidas, banquetes y celebraciones y es exactamente como dice el evangelio. Llegando a la celebracion de Margarito habia una familia que conoci de Monterrey entonces senti a su lado y estaba platicando con ellos. Mientras que estaba alli una senora llego y me dijo, “no padre, tenemos una mesa especial para los sacerdotes. Aqui enfrente al lado del padre Margarito.” Entonces ella insistio que tenia que ir al otro mesa y alli recibi todo primero, y a nosotros nos servian en platos de porcelana mientras los demas esperaba mucho tiempo y comieron en platos desechables. Mi pensamiento era, “gracias, Jesús por el buen consejo.” Pero el evangelio de hoy no son consejos para conseguir un buen lugar en los banquetes, ni tampoco está diciendo que no debemos invitar nuestros familiares a nuestras celebraciones. El evangelio es una parábola, no son consejos de la importancia de humildad, es sobre nuestra relación con Dios. Dios es el anfitrión y el está invitando todos al banquete mesiánico. La única manera de responder a la invitación es de aceptarla y reconocer que no fuimos invitados por nuestros méritos, pero por la bondad de Dios. En la fiesta en Sola de Vega había casi 2000 personas invitados. Había lugar para todos, pero el último lugar no era el parte que no estaba debajo de la lona, ni tampoco el parte cerca del baño lejos de la mesa principal. No, el peor lugar era la cocina. Docenas de señoras del pueblo pasaron todo el día en la cocina sirviendo. Tenían comales de leña en la tierra y ellas estaban allí toda la fiesta calentando tortillas para el pueblo. Jesús conto la parábola para los fariseos y sacerdotes. Yo creo que Jesús esta diciendo a todos, pero especialmente a nosotros los sacerdotes que el papel del discípulo de Jesús es servicio. Que nosotros estamos llamados de no ser servidos sino de servir a los demás. El camino del discípulo de Jesús, especialmente a nosotros los sacerdotes es de servir a los demás. En la segunda parábola otra vez el anfitrión es Dios y Jesús está diciendo quienes son los invitados de honor de su padre: los pobres, los lisiados, los cojos, los ciegos, ¿por qué? Porque no tienen en que pagar. Que simplemente significa que yo estoy invitado no porque soy sacerdote. No porque voy a misa cada 8 días, no porque obedezco los mandamientos, y porque no he cometido pecados… pues si he pecado, pero siempre voy a confesarme después. No, el reino de Dios, el banquete celestial no es algo que yo puedo ganar ni mucho menos comprar un boleto para entrar. Es solamente porque Dios me ama. La mejor manera de ser invitado al banquete es de aceptar a los demás especialmente los que son los últimos en nuestro mundo. Nuestra iglesia no debe ser conocido para incluir los mejores y los de la alta sociedad, sino para incluir los últimos y los mas excluidos.

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