Trinidad, Comunidad de personas

Solemnidad de la Santísima Trinidad En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. El me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes”.
Para mí vivir en México me ayuda a entender la Santísima Trinidad. O, en otras palabras, creo que es más fácil para un mexicano entender la Santísima Trinidad. La Trinidad, la fiesta de hoy, se trata de relaciones. No se trata de Dios el padre que creó el mundo, Dios el Hijo que lo redimió y Dios el Espíritu Santo que lo santificó. Se trata de tres personas distintas que son un solo Dios. No se trata de lo que los tres pueden hacer, se trata de quiénes son los tres. Y obtienen su significado, su identidad el uno del otro. Ser mexicano se trata de estar en una relación. No importa tanto tu trabajo, de dónde eres o dónde vives. Lo importante es: "Soy hijo o hija de..." Soy el hermano o la hermana de..." esta es mi familia..." Hay tantas palabras que simplemente no se traducen. Tocayo; Paisano, Con-Suegra y el importantísimo Compadre/Comadre. Es sorprendente que la palabra compadre no exista en el idioma inglés, pero lo más importante es que la relación no existe. Soy el padrino de mi sobrino, pero mi hermano, su padre sigue siendo solo mi hermano. En los Estados Unidos estamos locamente enamorados del individuo. Somos un país protestante. Siempre soy yo y mi deseo. Decretamos lo que está bien y lo que está mal; Pronunciamos letanías de nuestra preciosa individualidad: mi cuerpo, mi propiedad privada, mis derechos, mis necesidades, mi satisfacción, mi conciencia, mis intereses, incluso mi frontera. El individuo y la ley son más importantes que sus amigos, familiares o empleados. El otro día estaba en un Uber con un conductor osicon. Tenía la solución a todos los problemas de México y Estados Unidos. Dijo que el problema en Estados Unidos era la familia. Dijo que en Estados Unidos la familia solo es importante el 4 de julio y el Día de Acción de Gracias, el resto del año es cada uno para uno mismo. Por el contrario, enumeró todas las fechas que a los mexicanos les gusta celebrar con sus familias. La Navidad, por ejemplo, es un día en Estados Unidos; en México comienza con las Posadas y no termina hasta el 2 de febrero. Recientemente hubo una encuesta sobre los países más felices del mundo. México ocupó el puesto número 10 y Estados Unidos el número 24. Hubo muchos factores para determinar el ranking, pero el mexicano fue el primero en nunca comer solo; mientras que en Estados Unidos el 26% come solo y el número va en aumento. Es interesante, en los Estados Unidos nunca hablas con alguien que no conoces en un restaurante, autobús o ascensor. Por supuesto, México no es perfecto, pero se trata de relaciones, se trata de vivir en comunidad. Quieres estar en relación con los demás. No quieres estar solo. Pensar en las relaciones te ayudará a entender la Santísima Trinidad. Desde el principio fue una relación de personas: Padre, Hijo y Espíritu, según la fórmula trinitaria. Una vez más, no se trata de las tres personas distintas, sino más importante aún, de la relación entre las tres. Por eso hoy celebramos porque la Trinidad puede enseñarnos a vivir en comunidad. ¿Qué significa ser miembro de una comunidad? Vivir en comunidad requiere un sentido de pertenencia, un propósito compartido, compartido, la voluntad de contribuir y un compromiso de apoyo mutuo. Implica participar activamente en actividades compartidas, respetar la diversidad y reconocer que el bienestar individual no es lo más importante, sino que está entrelazado con el bienestar del grupo. Si la comunidad está bien, yo estaré bien. Celebrar la comunidad de la Trinidad y vivir en comunidad no siempre es fácil, pero tenemos las palabras de la segunda lectura de hoy para guiarnos: “La esperanza no defrauda, porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado.”

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