!Aqui esta el cordero De Dios!

2º domingo de tiempo ordinario Acabamos de terminar nuestra celebración de navidad. El domingo pasado celebremos la Epifania. Y el lunes siguiente el Bautismo de Jesús. Entonces hoy en el evangelio empezamos el tiempo ordinario y tenemos Juan hablando del bautismo de Jesús. El evangelio de hoy es el comienzo del evangelio de Juan. En Juan no hay nada del nacimiento de Jesús. No hay pastores pesebre reyes ¡nada! En Juan comienza con el Bautista y el hablando de alguien que iba a venir. En El evangelio de hoy es la primera vez que aparece Jesús. Y Juan anuncia su presencia diciendo “este es el cordero de Dios.” Pensando sobre este pensé yo que este realmente es el trabajo de la iglesia. De sígnala Jesús. De dejar todos saber qué allá es Jesús. O más bien decir. “Aquí está Jesús.” Por eso existe la iglesia católica para proclamar “aquí esta Jesús.” Por eso Santa María en Whittier existe. Para decir, “ aquí está el cordero de Dios.” En el bautismo de Juan la gente sumergía en las aguas del Jordán para el perdón de los pecados. Pero el bautismo de Jesús el bautismo no es con agua sino con fuego con su espíritu. El espíritu de Jesús era para limpiar, renovar y transformar el corazón de sus discípulos. Sin este espíritu de Jesús la iglesia de Jesús se apaga y se extingue. Sin este espíritu de Jesús la iglesia no tiene sentido. Entonces nosotros, la iglesia viva de Jesús tiene dos trabajos. 1º sígnala la presencia de Jesús, y 2º ser la presencia viva de Jesús. Ser una iglesia llena del Espíritu Santo. Con la ayuda de los Redentoristas de México hemos empezado las comunidades en los barrios. Hay tres sectores los grupos amor, fe y fortaleza. ¿Cómo es que estos grupos son la presencia viva de Jesús? Dos maneras muy importantes. 1º es que estos grupos están en las casas, en el barrio. Están mostrando que para ser iglesia no necesitamos edificios, ¡No! No tenemos que ir a la iglesia, la iglesia va a la comunidad. Este es la nueva evangelización. 2º son ustedes mismos que están llevando a cabo el ministerio. Las comunidades están bendecidas con más de 50 lideres, gente que están compartiendo su fe, gente que están viviendo su fe. Este es el Espíritu de Jesús en medio de nosotros. Como Juan el Bautista yo puedo decir, “¡este es el cordero de Dios!” “este es la presencia viva de Jesús en nuestra comunidad.” Este es el Espíritu de Jesús en nuestra comunidad. También el Espíritu de Jesús está presente en los Obreros de Cristo. El Espíritu de Jesús está presente en los grupos como Rosa Mística, Divina Misericordia, Damas del altar, Vida Nueva. El Espíritu está presente en nuestras celebraciones dominicales, en los bautismos, la música, la escuela, el banco de comida. La lista no tiene fin. Esta semana hable con nuestro nuevo provincial sobre el deseo de los Redentoristas de continuar aquí en Santa María. El me dijo, “la verdad es Patricio tu no quieres ir de aquí.” “¿Porque quieres quedar aquí en Whittier?” Y yo he dicho que es la verdad, yo no quiero ir de aquí. Porque aquí encuentro una comunidad llena del Espíritu de Jesús. Solo este Espíritu de Jesús nos puede conducir a recuperar nuestra verdadera identidad. Tenemos que abandonar los caminos que no muestra Jesús, tenemos que regresar a la palabra de Dios. Solo ese Espíritu nos puede dar luz y fuerza para emprender la renovación que necesita hoy la Iglesia. El Papa Francisco dijo que quiere una iglesia “más ardiente, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin, y de vida contagiosa”. Pero todo será insuficiente, “si no arde en los corazones el fuego del Espíritu de Jesús”. Por eso la Iglesia de hoy necesito “evangelizadores con Espíritu” que se abran sin miedo a su acción y encuentren en ese Espíritu Santo de Jesús “la fuerza para anunciar la verdad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. La renovación que el Papa quiere impulsar en el cristianismo actual no es posible cuando somos pesimistas, o cuando nos lleva a pensar que “nada puede cambiar” y por tanto “es inútil esforzarse”, o cuando bajamos los brazos definitivamente. Francisco nos advierte que “a veces perdemos el entusiasmo al olvidar que el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas”. Yo quiero decir al Papa Francisco, Quiero decir al arzobispo Gómez, quiero decir a mi Provincial, quiero decir a todos ustedes, “Aquí está el cordero de Dios.” ¡Dios está aquí!

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