Vamos a ser los últimos?

¡¡Adelante Dodgers !! Todos quieren que los Dodgers ganen, ¿no sería genial si ganáramos la Serie Mundial dos años seguidos? No sé qué pasó, pero deberíamos haber ganado anoche. ¡Ganaremos esta noche, mejor! Nadie quiere un perdedor, todos queremos ser los primeros, ser los mejores, ser los más grandes, los más importantes, los más ricos y los más inteligentes. Cuando pienso en St. Mary, pienso, ¿somos la iglesia más grande de Whittier? ¿Tenemos más gente que San Bruno o San Gregorio? Quiero la mejor música, quiero que digan: "Tenemos los mejores sacerdotes". Como los Dodgers, aspiramos a la grandeza. Queremos ser los mejores. Nadie pone una calcomanía en su carro, "Mi hijo tiene un promedio de C en la escuela secundaria Whittier". Nadie se emociona demasiado con los trofeos del segundo lugar. Nos esforzamos por estar por encima de los demás. No queremos estar abajo; no queremos que la gente nos pase por encima. Por eso el mensaje de Jesús es tan difícil para nosotros. Jesús es muy diferente a nosotros. Sabemos que Jesús es humano como nosotros en todas las cosas, pero también es Dios. Pero nuestra idea de lo que significa ser humano e incluso ser Dios es muy diferente a la idea de Jesús. Aspiramos a la grandeza, pero Jesús aspiró a la pequeñez. Su idea de lo que significa ser Dios significa ser vaciado. Ésta es la paradoja de la fe cristiana. Tenemos un Dios todopoderoso creador del cielo y la tierra. Él asumió nuestro estado humilde, naciendo no solo como nosotros, sino como el más pequeño de nosotros. Nuestra segunda lectura de la Carta a los Hebreos llega a esta paradoja. Tenemos un "gran" "sumo" sacerdote. Pero era extrañamente compasivo, frágil y sujeto a las mismas pruebas que aborrecemos. La primera lectura del profeta Isaías advirtió del hecho. Este salvador sería afligido, sufriría e incluso soportaría la culpa. No queremos aflicciones, sufrimiento y no admitiremos culpabilidad. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo lo que somos, pero que nunca pecó”. (Hebreos 4:14) Esto es realmente extraño. Como los hijos de Zebedeo, aspiramos a sentarnos a su derecha e izquierda, no queremos sentar atrás, pero no sabemos lo que estamos pidiendo. Es una copa de dolor y sufrimiento. Es un vaciamiento. Es un descendente. La gran broma para nosotros es que el Dios poderoso de arriba desciende abajo, incluso debajo de nosotros, orgulloso de nosotros mismos por no necesitar nada más que nosotros mismos. ¿Cómo sería si ejercitáramos nuestra supremacía, nuestro poder como el Dios en el que profesamos creer? “Ustedes saben cómo entre los gentiles los que ejercen autoridad oprimiendo a los demás: sus grandes hacen sentir su importancia. No puede ser así contigo. Cualquiera de ustedes que aspire a la grandeza debe servir a los demás; quien quiera ocupar el primer lugar entre ustedes debe atender las necesidades de todos. El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir, para dar su vida en rescate por muchos ”. A las personas con autoridad, incluso a las que pertenecen a la iglesia, les encanta ejercerla. Pero confunden la autoridad, la supremacía de Dios. Si nos sentimos excluidos de la autoridad, es posible que la anhelemos. Pero entendemos mal la autoridad de Jesús. Los que están arriba deben ir abajo. Así fue y es con nuestro Dios. Los que están abajo no tienen por qué tener hambre de las alturas. Solo necesitamos aceptar más profundamente lo que somos, en nuestra humanidad, para recibir de Aquel que está por encima del mensaje de que incluso en nuestra pequeñez se revela la grandeza del amor. Sí, quiero que los Dodgers ganen esta tarde. Quiero que ganen la serie y pasen a la serie mundial y, por supuesto, sean campeones dos anos consecutivos. Pero digo esto pensando como Patrick no como Jesús. Como seguidores de Jesús, si aspiramos a la grandeza, debemos ser siervos; si deseamos ser los primeros entre, tenemos que ser esclavos de todos. Jesús no vino para ser servido sino para servir y dar su vida por la redención de todos ".