Nadie nos ha contratado

XXV Domingo “A” Mateo 20, 1-16 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo. Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: ‘¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?’ Ellos le respondieron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Él les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’. Al atardecer, el dueño de la viña dijo a su administrador: ‘Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros’. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno. Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: ‘Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor’. Pero él respondió a uno de ellos: ‘Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’ De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos’’. Mi papa trabajaba en construcción. El era jefe entonces el tenia el placer de contratar gente. De dar el trabajo a ellos. Su trabajo era de construir carreteras, entonces ellos movían tierra con tractores pesados. El problema era que en Wisconsin empezando en noviembre y hasta Marzo o Abril no pudieran trabajar en la tierra porque estaba congelada. Entonces no solamente no contrataba gente tenia que despedirles también. Simplemente no había trabajo cuando estaba frio. Lo mismo pasaba con mi papa. Llegando el frio muchos años el estaba sin trabajo. El buscaba cualquier tipo de trabajo para pagar la renta y comprar comida. Recuerdo el entregado directorios telefónicos, trabajando de seguridad en un Walmart, y también recuerdo el sin trabajo. Con todo lo que esta pasado ahorita hay muchos que han perdido su trabajo. Hay muchos que andan buscando para poder pagar sus biles. Seguramente hay gente aquí quienes han perdido su trabajo. Todos nosotros conocemos gente quienes están sin trabajo. También entendemos la alegría de conseguir trabajo, de ser contratado. De poder pagar la renta y comprar comida para la familia. El evangelio de hoy es una parábola. Como parábola entendemos bien lo que esta diciendo Jesús. Jesús no esta diciendo que el reino de los cielos es una viña con trabajadores. Jesús no está diciendo que tiene que trabajar para entrar en el reino de los Cielos. Jesús esta diciendo que el reino es como los trabajadores en la viña. Si pensamos como trabajadores vamos a quedarse como los fariseos pensando, “No es justo que todos reciban igual.” O quizás pensando, “Seria mejor ser contratado un poco antes de morir, así ganar la salvación sin hacer nada.” No este no es el punto. El punto no es lo que estamos haciendo nosotros para ganar el cielo. No, el punto es lo que Dios esta haciendo para nosotros. Otra vez, no es lo que hacemos nosotros por Dios; es lo que hace Dios por nosotros. Dios nos da el reino de los cielos, libre. Tarde o temprano, Dios el propietario solamente tiene un interés. “que entramos.” Ahora, nosotros si estamos adentro. No porque somos muy buenos, no porque no hemos pecado. Nosotros si estamos salvados es porque hemos respondido a la invitación. Jesús salió en la plaza invitándonos y hemos dicho que si. Ahora ¿sabe lo que podemos hacer? Podemos salir a las plazas, a las calles, al mundo, e invitar otros. Todos están invitados y Dios quiere contratar a todos. Y va a pagarnos no con denarios, ni dólares, ni pesos. No el va a pagar nos con la vida eterna, con la felicidad. El mundo es increíble ahorita. Es difícil continuar: la pandemia, la situación económica, el racismo, los incendios. Yo no se como es que otros pueden continuar, pero yo se que nosotros si podemos continuar porque somos parte de la comunidad. No estamos solos y Dios esta aquí. Entonces nuestro trabajo en la viña no es de cortar uvas, ¡no! Nuestro trabajo es de evangelizar. De seguir saliendo invitando para nadie puede decir, “nadie nos ha contratado.”

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