XXII
Domingo “A”
Mateo
18, 15-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si tu
hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás
salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos
personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos.
Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le
hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano.
Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra,
quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado
en el cielo.
Yo les aseguro también, que si dos de ustedes se ponen
de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo
concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio
de ellos’’.
Dos o
tres. Dos o tres para corregir alguien. Dos o tres para pedir algo.
Uno de
las bendiciones mas grandes en mi vida es mi ministerio entre el pueblo Latino.
Mi ministerio entre ustedes. Como ustedes bien saben no soy Mexicano, ni
Latino, ni Hispano. Soy gringo. Soy Norteamericano. Y en mis 31 años de
sacerdocio siempre he trabajado con la comunidad Latina. Una bendición bien
grande. Es una bendición por muchas razones pero hoy quiero hablar de algo muy
importante. La comunidad, el sentido del bien común que he experimentado entre
ustedes los Latinos.
En los
evangelios de los últimos domingos San Mateo estaba hablando del llamada de ser
discípulo. Si recuerden hace dos semanas el evangelio era Jesús preguntándonos,
“¿Quien soy yo?” Para ser discípulo de Jesús tenemos que saber quienes el. El
Domingo pasado era de carga con su cruz. De ser discípulo de Jesús tenemos que
estar dispuestos de cargar con nuestras cruces. Y hoy Jesús nos explica si
vamos a ser sus discípulos vamos a seguir a el en comunidad. No a solas pero con
dos o tres.
Como
ustedes viven aquí en los Estados Unidos entienden muy bien que la cultura aquí
es bien diferente. Hay cosas mejores por supuesto y cosas peores. Una de las
diferencias es aquí el individuo es muy importante. Hablamos de mis derechos.
Mi espacio. No queremos que alguien interfiere conmigo. Por eso el virus de
Corona sigue fuerte porque muchos aquí piensan, “Nadie va a decir que tengo que
usar mascara. Soy libre.” En la cultura latina, que también la cultura Católica
la comunidad es mas importante. No hablamos de derechos, sino del bienestar de
la comunidad. Siempre tenemos que recordar a los demás.
Hoy
Jesús nos recuerda si vamos a corregir alguien primero ir solo. No hace escandalo,
pero habla como hermano. Si no, con dos o tres. ¿Por qué? ¿Porque dos o tres?
¿Por qué la comunidad? Porque la cosa importante no es mi opinión. La cosa
importante es la comunidad. Muchas veces cuando alguien esta en pecado el
pecado es que están afuera de la comunidad. Vayamos con dos o tres no para
expulsar, sino para invitar que regresan a la comunidad.
Si
vamos a rezar, mejor con dos o tres. ¿Por qué? ¿por qué es mas poderoso? Puede
ser que si, pero también para saber de que cualquiera cosa que estamos
enfrentando no estamos solos. Si es la enfermedad, la tristeza, también las
alegrías como el matrimonio o ganado la lotería. Compartimos el dolor,
compartimos las alegrías, compartimos todo.
La
comunidad no es siempre algo fácil. Muchas veces es difícil. Pero tenemos la
promesa de Jesús, de cuando dos o tres están reunidos en mi nombre, ahí esta el
en medio de nosotros.
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