Bendecire al Senor Eternamente

Bendeciré al Señor eternamente. 
Yo te bendeciré día tras día 
y alabaré tu nombre hasta que muera.
Muy digno de alabanza es el Señor, 
pues es incalculable su grandeza. 
R. Bendeciré al Señor eternamente.
Que una generación pondere a la otra,
tus obras y proezas; 
que hable de tu esplendor y de tu gloria
y anuncie tu grandeza. 
R. Bendeciré al Señor eternamente.
El Señor es clemente y bondadoso, 
Lento al enojo y lleno de ternura; 
bueno es el Señor para con todos, 
cariñoso con todas sus creaturas. 
R. Bendeciré al Señor eternamente.
Que te alaben, Señor, todas tus obras, 
y que todos tus fieles te bendigan; 
que proclamen la gloria de tu reino
y den a conocer tus maravillas. 
R. Bendeciré al Señor eternamente.
Todos vuelven sus ojos hacia ti
y les das, a su tiempo, la comida.
Abres tu mano generosa
y colmas de favores toda vida. 
R. Bendeciré al Señor eternamente.
Que mis labios alaben al Señor 
y que todo viviente 
bendiga el santo nombre del Señor 
por siempre y para siempre. 
R. Bendeciré al Señor eternamente.

Hoy quiero predicar sobre el Salmo Responsorial, Salmo 145. Es una oración de nada más que alabanza a Dios. No hay súplicas, ni peticiones, ni quejas ni súplicas. Es pura alabanza a Dios sin adulterar. David estaba asombrado con las bendiciones de Dios. No sabemos dónde ni por qué David escribió este salmo, pero como es uno de los últimos salmos, podemos imaginar que fue hacia el final de su vida. Podemos imaginar a David reflexionando sobre las muchas formas en que Dios lo bendijo durante su vida. David se dio cuenta de cuánto había hecho Dios por él. Se dio cuenta de lo bien que Dios había hecho por él y de cuán desatendido estaba de todas estas bendiciones. El salmo es una oración de alabanza, una bendición que expresa su gratitud hacia Dios. Debemos dar gracias a Dios, pero también debemos dar gracias por Dios.
Un salmo es una canción, así que es la canción de alabanza de David a Dios. David comienza su canción diciendo que alabará a Dios todos los días, siempre y en todas partes. Él dice que esto siempre ha sido así, en la segunda estrofa dice que todas las generaciones alaban a Dios. Una señal de estar agradecido es que le cuentan a otros la grandeza de Dios. En la tercera estrofa, David llega al corazón de su agradecimiento, "la misericordia y la compasión de Dios". Recordamos la historia de David. Sabemos que David recibió la misericordia y la compasión de Dios. No estaba hablando de una idea teórica; él conocía la misericordia de Dios.
Tómate un momento, ¿qué de estás más agradecido con Dios? ¿Tu familia? ¿Tu salud? Tenemos mucho por estar agradecidos pero, como David, estamos muy agradecidos por la misericordia y la compasión de Dios. Ese es el único regalo que nunca termina, es el único regalo del que nunca podemos tener demasiado.
En la estrofa final, David dice que todos y todo dan gracias a Dios, por lo que nuestro agradecimiento nos une con toda la creación.
Hablando de gratitud, el Papa Francisco dice que si somos creyentes alegres atraeremos a otros a Dios. La alegría brota de un corazón agradecido. En verdad, hemos recibido muchas, muchas gracias, muchas bendiciones, y nos regocijamos en esto.
Nos hará bien pensar en nuestras vidas con la gracia del recuerdo. Recuerdo de cuando fuimos llamados por primera vez, recuerdo del camino recorrido, recuerdo de las gracias recibidas ... y, sobre todo, recuerdo de nuestro encuentro con Jesucristo tan a menudo en el camino. Recuerdo del asombro que nuestro encuentro con Jesucristo despierta en nuestros corazones ... Busquemos la gracia del recuerdo para crecer en el espíritu de gratitud. Papa Francisco

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