25 Cerca de la cruz de Jesús estaban su mamá y su tía María, la
esposa de Cleofás, y María Magdalena. 26 Cuando Jesús vio que su mamá estaba cerca, junto al discupulo que
él tanto quería, le dijo a su mamá: —Mamá [b], ahí tienes
a tu hijo. 27 Después le dijo al discipulo:—Ahí tienes a tu mamá. Desde ese momento ese
seguidor se la llevó a vivir a su casa.
Me gusta decir que los cristianos católicos no memorizamos los capitulos
y versículos de las Escrituras, sino que vivimos las Escrituras. Tomamos las
Escrituras en nuestras vidas y les permitimos que nos transformen.
Si le digo a un típico católico Juan 19, 25-27. No tendran menor idea de lo que se refiere, la
mayoría de nosotros no sabemos los capitulos y versículos de la Biblia. Todos
conocemos de memoria el Padre Nuestro, pero pocos de nosotros sabemos que es
del sexto capítulo de Mateo, verso 9-11.
Es bueno conocer las escrituras. Es importante entenderlos, pero es más
importante tenerlos en serio, de vivirlas. Un buen ejemplo es el Evangelio para
la fiesta de hoy de Nuestra Madre de Perpetuo Socorro. Sabemos lo que está
pasando. La escena es la crucifixión, Jesús está en agonía en la cruz. Está a
punto de respirar por la última vez, pero su preocupación no es por sí mismo.
Es para su madre.
Sabemos que Jesús era hijo único, José ya estaba muerto. Como viuda sin nadie
que cuidara de ella, Maria no habría tenido nada, ni casa, ni comida, sola.
Entonces Jesús le dice a su madre: "Mira a tu hijo". Luego le dice al
discípulo amado: "Mira a tu madre". Sabemos que esto es lo que está
sucediendo, pero en un solo nivel. Sabemos que hay un significado más profundo
en las Escrituras.
Sabemos que Jesús está muriendo, sabemos que Jesús ya no estará con
nosotros de la misma manera. A pesar de la agonía de la cruz, a pesar de su
dolor y sufrimiento, Jesús esta pensando en nuestras necesidades y ¿qué es lo
que nos regala? Él nos regala su propia madre, para amarnos y cuidarnos.
Hoy celebramos la Fiesta de Nuestra Madre de Perpetuo Socorro. El icono
nos está contando la misma historia. El ícono nos está enseñando que Jesús nos
ha dado a su madre, una mujer dispuesta a ayudarnos en cada momento, ni importa
nuestras necesidades o deseos, ella es nuestra ayuda perpetua. Entonces
celebremos su fiesta haciendo lo que Jesús quiere que hagamos. Nos dirigimos a
su madre, nos dirigimos a Nuestra Madre y decimos: María Madre de Perpetuo
Socorro, ruega por nosotros.
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